Biografía: Mateo Alemán
Mateo Alemán
(Sevilla, 1547. México, 1615?).
EL AUTOR
Nace en Sevilla en 1547, emigró a América en 1608 y falleció pocos años más tarde, probablemente en 1615. Era converso de origen judío hijo de Hernando Alemán médico cirujano que estuvo entre los años de 1557 a 1567 encargado de la salud de las prostitutas del Compás de la Mancebía y de Juana de Enero, de familia judía de mercaderes florentinos.
En Sevilla obtuvo el título de bachiller en artes y filosofía, luego estudió medicina en las universidades de Sevilla, Alcalá de Henares y Salamanca pero no llegó a graduarse. Sin embargo, durante una época de su vida estuvo encargado, como su padre, de las medidas higiénicas y sanitarias de las prostitutas de la mancebía del Arenal de Sevilla. También fue contador en Sevilla y Madrid, y sus irregularidades y deudas le llevaron a la cárcel por dos veces; debió vivir en Italia, a juzgar por el conocimiento que de ella revela.
EL NARRADOR: GUZMÁN
Como todas las obras picarescas está narrada en primera persona por el protagonista de las aventuras que narra: Guzmán de Alfarache.
Guzmán fue buen estudiante de latín, griego y retórica.
Después de una vida de pícaro, escribe las aventuras de su vida estando condenado en galeras.
Declara que su intención es censurar a los pícaros ociosos que viven en el vicio y enseñar "la forma de bien vivir". Como el resto de obras de la picaresca, para pasar la rigurosa censura eclesiástica utilizan un pretexto moralizante cínico: describe su desafortunada y desordenada vida para que nadie siga su ejemplo.
SU FAMILIA
La familia del protagonista de la novela tiene muchos puntos en común con la del propio Mateo Alemán, en ambos casos no son familias de cristianos viejos, sino de origen extranjero, judío o mestizo. El padre de Guzmán, mercader y prestamista, era de origen genovés aunque vecino de Sevilla. (Guzmán da como motivos para emprender su viaje el deseo de ver mundo y conocer a sus parientes genoveses). Pero no se puede decir que su progenitor fuera un comerciante honesto y trabajador. Se había "alzado" dos o tres veces con haciendas ajenas. Amigo de reclamar lo que le deben y de no pagar lo que debía... "de ganar y gastar largo". "Amigo de solicitar casas ajenas olvidándose de las propias". (Se nota un cierto reproche del hijo al padre en esta última frase, que tal vez fuera también un dato cierto de su propia infancia).
El padre era pues un gran vividor, bien parecido "blanco, rubio, colorado, rizo" de ojos grandes turquesados. Guzmán declara que la azarosa vida de su padre daría para otra novela con más aventuras que la suya.
Los árabes saquearon una nave que estaba fletada por su padre y un socio y se lo llevaron cautivo a Argel. Allí renegó de la religión católica y se casó con una mora "hermosa y principal". Más tarde abandonó a su mujer árabe dejándola sola y pobre para regresar a España. Con lo que cobró de una deuda reunió cierta fortuna que le permitió comprar una bonita casa en la cornisa Sevillana en el pueblo hoy conocido como San Juan de Aznalfarache que con un pequeño cambio de ortografía dio título a la novela.
La madre de Guzmán era de cierta alcurnia, "graciosa, moza, hermosa y discreta", estaba casada con un anciano caballero adinerado cuando la conoció su padre. Guzmán es por tanto un hijo adúltero. Al fallecer el marido de su madre su padre se casó con ella.
Según cuenta el protagonista, se quedó huérfano de padre a los doce años, su padre murió de una enfermedad fulminante que se lo llevó en cinco días.
Al niño podía tocarle cierto abolengo por parte de los Guzmanes, apellido de su madre que él prefería al del padre, se añadió el Alfarache por el solar familiar (en aquella época uno podía decidir libremente su apellido).
LA OBRA
Cuando abandona su hogar del Aljarafe sevillano, su familia disfruta de cierta bonanza económica, no es pues el criadillo hambriento de El Buscón, sino un niño, aunque bastardo, hijo de genovés, probablemente converso y de una dama cristiana, bien criado, que sale al mundo a buscar aventuras.
Sus experiencias las sufrirá en la mayoría de los casos viajando. Su primer destino es Cazalla de la Sierra, sin que tuviera un motivo concreto para dirigirse hacia esa población de la sierra norte Sevillana. Lo hace en compañía de un arriero, es engañado en ventas desabastecidas por mesoneros sin escrúpulos que se aprovechan de su ingenuidad. Era corriente que en los mesones dieran de comer carne de mula haciéndola pasar por ternera o hicieran tortillas con huevos podridos, tal era la pobreza. Lo nobles cuando viajaban llevaban su propia comida y se la hacían calentar en los fogones de las ventas.
Mateo Alemán suele hacer disgresiones para lanzar ideas cristianas moralizantes; siendo de familia de judíos conversos es probable que lo reflejara en sus obras para que la Inquisición dudara de su fe católica, como en el episodio de los clérigos que encuentra camino de Cazalla donde Guzmán se iba lamentando de no haberse vengado de la anciana que le dio una tortilla en mal estado y lo mantuvo con el estómago descompuesto varios días. Los clérigos le recriminan su mala disposición para el perdón y condenan la venganza explayándose en toda una teoría sobre la misericordia que termina con la sorprendente conclusión de que "la venganza no es cosa de hombres, hay que dejársela a Dios".
Mateo Alemán Guzmán de Alfarache
Fuente: Leopoldo de Trazegnies Granda