Biografía: Manuel López Farfán
Nace en Sevilla, el 7 de mayo de 1872; muere en San Juan de Aznalfarache (Sevilla), el 27 de enero de 1944. Músico mayor militar y afamado compositor. Fecundo compositor sevillano cuyo talento y genialidad puso de manifiesto no sólo en sus hermosas marchas procesionales, de las que "Pasan los campanilleros" y "La Estrella Sublime" batieron récords de popularidad, sino en sus zarzuelas, himnos, pasodobles, marchas militares, cuplés, suites, poemas descriptivos, preludios, sevillanas, etcétera. Sin embargo, pese a que sus obras superaron las cuatrocientas (de ellas varias obras líricas estrenadas con gran éxito en el sevillano Teatro del Duque), pasó a la posteridad por sus dos marchas emblemáticas:"Pasan los campanilleros" y "La Estrella Sublime". El maestro Farfán, así se le conocía en su tiempo, fue un sevillano de pro, despierto e ingenioso, y profundamente enamorado de la ciudad que le vio nacer. Todos los que le conocieron, algunos de los cuales aún subsisten, le definieron como una gran persona y un gran músico, cuya mayor debilidad fue su apego a la bebida.
Manuel López Farfán, hijo de José y María de la Concepción, según costa en su hoja de servicios militar, nació en el barrio de San Bernardo y, según un familiar lejano, estudió música en el Asilo de San Fernando. A finales de febrero de 1886, contando 14 años, ingresó como educando de música y voluntario de menor edad en el Batallón de Cazadores de Cataluña n° 1 con el que el 15 de marzo de 1888 marchó a Córdoba y participó en las contiendas bélicas de Melilla y Cuba. En dicho batallón fue nombrado músico de tercera y obtuvo por oposición las plazas de músico de segunda y primera. En Cuba permaneció desde el 7 de diciembre de 1895 hasta el 2 de febrero de 1899, estuvo en las plazas de Cabairien, Remedios, Cienfuegos, Santa Clara y Trinidad. A su regreso a Sevilla se incorporó al Regimiento de Granada para sustituir a Francisco Serra.
El 26 de julio de 1907 es destinado a la Música de la Academia de Artillería de Segovia donde permanecerá hasta el 19 de enero de 1911 en el que se incorpora al Regimiento Vizcaya n° 51 en Alcoy (Alicante). La hora del retorno a Sevilla aún tardaría varios años en llegar. Así, el 18 de febrero de 1912 es destinado al Regimiento de la Reina n° 2 en Córdoba con el que en la Semana Santa del año siguiente se traslada a Sevilla para acompañar a varias cofradías. En julio de 1913 parte para Melilla donde permanecerá hasta abril de 1915 año de su traslado al Regimiento Zaragoza n° 12 en Santiago de Compostela, última etapa antes de su regreso a Sevilla, donde el 22 de febrero 1919 se incorpora al Regimiento de Soria 9 en el cual permanecería hasta su pase a la reserva activa diez años más tarde.
En la carismática formación musical estrenó "Pasan los campanilleros" y "La Estrella Sublime", sus dos composiciones más populares. El 30 de abril de 1929, a petición propia, le es concedido el retiro residiendo en la calle González Cuadrado n° 11 de Sevilla. Por diversas partituras que se conservan en el archivo de Enrique García Muñoz puede comprobarse que residió en Coria del Río y en San Juan de Aznalfarache, pueblo donde falleció el 27 de enero de 1944. En recuerdo de dicha efemérides fue colocado un azulejo en la fachada de la casa de la calle Calvo Sotelo, hoy llamada, Manuel López Farfán donde falleció.
El acto constituyó el colofón del brillante homenaje que se le tributó en 1989. Estrenó las siguientes obras líricas: "El don Cecilio de hoy" (1907), zarzuela inspirada en una revista satírica que editaba el abuelo de Carmen Sevilla, José García Rufino; "Trianerías", con libreto de Francisco Rodríguez Zaragoza y Antonio López Valenzuela, estrenada el 14 de agosto de 1913; "La mala lengua", zarzuela con letra de Luis Montoto, cuyo estreno tuvo lugar el7 de abril de 1917; "Las concejalas", soneto de actualidad sevillana, con libreto de José García Rufino, estrenado con sonado éxito el 11 de noviembre de 1924, y "Lo de siempre", sainete dramático original de su ahijado Raimundo Hernández "Vinivici", cuyo estreno tuvo lugar el 12 de marzo de 1926.
Aparte, quedaron inéditas, el "sablazo lírico" titulado "El maestro de armas" (1900), que no se estrenó por extravío del libreto de Francisco Robles, "La grieta roja o el valor de los hombres" (1925), con guión original de Raimundo Hernández y Luis Prat, en cuya partitura por lo atrevido del argumento el maestro escribió, "Esta zarzuela ni se estrena ni se estrenará", y "El clavel de sangre" (1936), cuyo estreno lo impidió el comienzo de la Guerra Civil, que sorprendió al autor en Madrid con el libreto. Firmó y dedicó innumerables pasodobles, entre ellos, el titulado "El Real Betis Balompié" (1925), compuesto en colaboración con el suboficial de su banda, Andrés Egea, bético como él. Este pasodoble fue reestrenado en 1992 por la Banda de la Cruz Roja, cuyo director, Enrique García Muñoz, fue el autor de la recuperación de la histórica partitura que estuvo bastantes años guardada en una carpeta equivocada. El genial compositor, recordman de la música procesional sevillana, fue autor de las siguientes marchas procesionales:
"En mi amargura" (1896, dedicada a una dama cordobesa llamada Leonor Navarro y Carnero, madre de su maestro de música Juan Antonio Gómez Navarro, maestro de capilla de la Catedral de Córdoba. que en 1907 retituló como "Cristo de la Exaltación" en honor del Crucificado de Santa Catalina), "Esperanza" (1899, que en un principio dedicó a la Macarena, aunque no llevó a cabo su ofrecimiento), "Spes Nostra" (1904, dedicada a la Macarena, a la que incluso donó sus derechos), "Cristo de la Exaltación" (1906, Hermandad de Santa Catalina, lla mada en un principio "En mi amargura), "Santísimo Cristo de la Exaltación" (1907, Hermandad de Santa Catalina, otra distinta de la anterior), "La Virgen del Linarejo" (1907), "Cristo del Amor" (1907, mismo Cristo), "La Cruz de Arriba" (1920), "El Refugio de María" (1921, para la dolorosa de su barrio, cuya composición le hizo llorar de emoción), "La Victoria de María" (1923, Hermandad de las Cigarreras), "Virgen del Mayor Dolor" (1923, Hermandad de la Carretería), "Pasan los campanilleros" (1924, Hermandad de las Siete Palabras), "La Estrella Sublime" (1925, Virgen de la Hiniesta), "La Esperanza de Triana" (1925, misma Virgen).
"El Dulce Nombre" (1925, otra de sus marchas rítmicas, dedicada a la Hermandad de "La Bofetá"), "La Virgen en sus Lágrimas" (1926, Hermandad de Santa Catalina), "La Virgen de la Asunción" (1926, marcha-plegaria dedicada a la Asunción de Cantillana para banda y coro, con letra de su ahijado, Raimundo Hernández), "Nuestra Señora de la Palma" (1927, Hermandad del Cristo de Burgos), "El Calvario de un artista" (1928, recopilación de fragmentos de las marchas escritas hasta entonces), "La Semana Mayor o Pasión y muerte de Jesús" (1935, para banda y coro, compuesta en Coria del Río) e "Impresiones del Jueves Santo" (1938, también para banda y coro), "La guardia sobre los luceros" (1938) y Cristo de la Salud" (1939, Hermandad de San Bernardo), compuestas en San Juan de Aznalfarache. Asimismo, en "El Noticiero Sevillano" del 14 de marzo de 1913, se dice que entre las marchas que tocaría en Sevilla la Banda del Regimiento de la Reina de Córdoba figuraban las marchas de su autoría "Madre Mía" y "La Saeta". Sin embargo, ninguna de las dos figuran en la libreta donde anotó todas sus obras.
Algunas de sus obras
En 1925 se estrena una marcha que será modelo para el futuro. Hablamos nada más y nada menos que de “La Estrella Sublime”. En ella destaca la inclusión de cornetas en su insuperable introducción y tema principal –siguiendo el esquema que propuso Beigbeder hacía 19 años–. Aún así, hay que decir que la corneta tiene en la marcha un protagonismo que no había tenido hasta entonces. A modo de curiosidad, el Domingo de Ramos de 1925 la banda de Soria estrenó “La Estrella Sublime” con acompañamiento de violines.
“Nuestra Señora de la Palma” (1927), dedicada a la dolorosa de la cofradía del Cristo de Burgos, es posiblemente una de sus composiciones más logradas. Evocadora y muy original para la fecha en que nos encontramos, refleja perfectamente el sonido de las bellotas cuando rozan los varales, consiguiendo el efecto de un palio andando. Tiene motivos musicales muy andaluces, y aún así no pierde su austeridad. El trío está inspirado en “Pasan los campanilleros”, aunque en este caso está mucho más desarrollado. Olvidada durante mucho tiempo, la partitura de “Nuestra Señora de la Palma” se encontraba guardada en un archivo particular hasta que, gracias al esfuerzo del director de la Banda Julián Cerdán de Sanlúcar de Barrameda, pudo reestrenarse en el año 2003 en un concierto en la iglesia de San Pedro, provocando la admiración de todos por su gran calidad.
Tras varios años sin componer marcha alguna, llegamos a 1935 y nos encontramos con una gran obra porque es algo más que una marcha para banda y coro: “La Semana Mayor”, subtitulada “Pasión y muerte de Jesús” y dedicada “a todas las Hermandades religiosas y Archicofradías sevillanas” según indica en la partitura original. La letra es la siguiente: Pasión y muerte, que Jesús padeció, por salvarnos y donarnos con su Misterio, su Religión. En el Calvario, en la Cruz expiró. A sus pies las Marías, que van llorando al Rey Jesús.
Fuente: José Molina