Madoz
1885
La desamortización de bienes y tierras en España a lo largo del siglo XIX marcó
uno de los sucesos más importantes de su historia. La compra de bienes
desamortizados por los burgueses y otros sectores acomodados dio lugar una
estructura clasista de la cual surgió una nueva elite de poder.
Por lo tanto, cambió fundamentalmente las estructuras económicas, sociales, y
políticas de sus municipios.
La desamortización en España refiere a una serie de leyes que hicieron posible la venta de bienes y propiedades pertenecientes a ‘manos muertas’, o entidades que no las podían vender como la iglesia, la corona, la nobleza o los municipios. La venta de fincas rústicas y urbanas, de gran parte del patrimonio de la iglesia y de los bienes de las instituciones civiles, en subastas públicas a lo largo del siglo XIX constituyen el gran proceso desamortizador.
Los antecedentes del proceso tienen sus raíces en los últimos años del siglo XVIII durante la época del rey Carlos IV y su ministro de hacienda, Godoy. En general, el proceso se puede separar en dos épocas: la desamortización de Mendizábal (1834-55) y la desamortización de Madoz (1855-74). Juan Álvarez Mendizábal y Pascual Madoz jugaron los papeles protagonistas en el proceso que puso en circulación casi la mitad de las propiedades eclesiásticas y civiles en España.
Manuel de Godoy, Príncipe de la Paz, por Francisco Bayeu (1790), Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid)
Del libro Calpe, Tierra y Almas de José L. Luri y José A. Sala
Leamos la advertencia que el autor colocó en 1850 al final de su obra (tomo 16, página 683):
Muchos de mis amigos me han
manifestado que debía publicar al fin del Diccionario la historia de esta obra.
Diré sobre ello breves palabras. Durante mi emigración de 1830 a 1832, me
dediqué en París y en Tours al estudio de la geografía y de la estadística:
publicado el decreto de amnistía, llegué a Barcelona y a principios de 1833 me
puse al frente de las oficinas del Diccionario Geográfico Universal que en
aquella ciudad se publicaba. Entonces adicioné e imprimí la obra titulada
Estadística de España, que había escrito en francés mi amigo el Sr. Moreau de
Jonnes. La buena acogida que tuvo este mi primer ensayo así en Madrid como en
Barcelona, y la venta instantánea de los 2.000 ejemplares de aquella tirada, me
decidieron a emprender un Diccionario de España, mejorando, o al menos
pretendiendo mejorar la publicación del Sr. Miñano, que había prestado con su
obra, y a pesar de los defectos que pueda contener, un verdadero servicio a su
patria.
La primera instrucción y circular dirigida después de un detenido examen sobre
el plan de mi obra y los medios de llevarla a término, tiene la fecha de 4 de
junio de 1834; pero como la guerra civil se extendía por muchas provincias, y yo
mismo hube de tomar una parte muy activa en ella, nombrado en el año de 1835
gobernador militar y juez de primera instancia del valle de Arán, reuní muy
pocas noticias, y acaso no pasaban de 20 los colaboradores que en aquella época
tenía yo en toda España.
Desde las montañas de Cataluña vine
a Madrid en el año de 1836, diputado de las Cortes constituyentes por la
provincia de Lérida. Extendí desde luego mis relaciones, adquirí algunos datos,
constando sin embargo el personal de la redacción de solos dos escribientes. La
noticia de los fusilamientos de Estella me hizo creer, al concluir el mes de
febrero de 1839, que estaba muy cercano el término de la guerra civil, y desde
aquel instante, y sin vacilar, monté ya en grande escala mis oficinas: busqué
colaboradores en todos los partidos de España, y los encontré tan entendidos
como desinteresados. No soy yo el autor del Diccionario Geográfico, Estadístico
e Histórico: esta gloria corresponde a tantos y tan distinguidos colaboradores
que he tenido en todas las provincias y a los buenos amigos que han trabajado en
las oficinas de mi redacción, cuyos nombres, los de aquellos y los de estos,
figurarán con los de los corresponsales de Cuba, Puerto Rico y Filipinas en
lugar oportuno; corresponde a todos los Gobiernos que se han sucedido desde 1836
hasta el día, porque todos sin distinción de colores políticos, han secundado
noble y lealmente mis esfuerzos.
La impresión del Diccionario principió en 27 de mayo de 1845, y ha concluido en
11 del mismo mes del año 1850. Acaso no haya ejemplar de una impresión tan
rápida, de obra tan voluminosa y de letra tan reducida; y reducida ha debido ser
forzosamente, para poder utilizar todos los materiales que había reunido.
Hijo de humilde y pobre familia, sin más bienes de fortuna que los que me ha
proporcionado mi aplicación, después de 15 años, 11 meses y 7 días de trabajos
literarios he conseguido dar cima a una obra, que todos consideraban difícil,
que más de uno reputaba imposible. Miñano trazó el camino que yo he seguido:
toda mi ambición se reduce hoy a ver todavía otro trabajo que oscurezca el mío,
emprendido por algún joven estudioso, que haga conocer mejor que yo todo lo que
puede, todo lo que vale la muy noble, la muy generosa Nación Española.
Población de San Juan de Aznalfarache según los censos de 1787 a 2001
Bibliografia
Diccionario
geográfico-estadístico-histórico de España, 1845-1850
Madrid, 11 de mayo de 1850.
Pascual Madoz. El sitio de Llanes
Del libro Calpe, Tierra y Almas de José L. Luri y José A. Sala
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