Hacienda Valparaíso
La Hacienda Valparaíso está
situada en la cornisa del Aljarafe, en el lugar conocido como la vaguada de
Valparaíso con una superficie de de 21,5 hectáreas, cerca
del cortijo de Simón Verde, en el término municipal de San Juan de
Aznalfarache.
En esta finca y en su Casa-Palacio, fue en la que Zorrilla imaginó el famoso encuentro entre doña Inés y don Juan Tenorio.
Esta antigua Casa-Palacio ha conservado su señorío, con el rico barroco sevillano, en el que se puede observar el esplendor que debió tener durante el siglo XVIII. Conserva además la capilla, (vista en la foto de la izquierda) en otro tiempo oratorio público, donde se veneraba el Cristo de Valparaíso.
Entre lugares curiosos que contiene esta hacienda cabe destacar su cementerio de perros.
La Hacienda Valparaíso tenía dos títulos, Conde de Peñaflor y Marqués de la Montana.
Como refería antes, es una finca preciosa de recreo. El Conde de Peñaflor y su familia vivían en Sevilla en la calle Jesús, junto a la Capilla de la Veracruz en una casa palacio preciosa. Y ellos se venían a Valparaíso de temporadas, cuando la calor de la ciudad apretaba. Mientras ellos habitaban Valparaíso, todas las semanas celebraba el cura párroco la misa en la capilla de Valparaíso que fue bendecida en el año 1771, como indica un azulejo a la entrada de la capilla. Esta capilla tenía un oratorio muy bonito y su Cristo que actualmente no es el original.
El Conde de Peñaflor y Marqués de la Montana cuando vendió la finca tenía un hijo que era sacerdote Jesuita, estaba en el convento de los Jesuitas situado en la Plaza de Villasís, hoy desaparecido. Y el Cristo de Valparaíso no entró en el trato de la venta de la finca, sino que el hijo se lo llevó. Hoy la imagen creo que está en el convento de Porta Celi de los Jesuitas.
Otro de los azulejos original que se encuentra en la entrada a la Capilla.
En 1948 cuando el abogado Alfonso Palomino Blázquez y su esposa Carmen Díaz Iraola compraron la Hacienda Valparaíso, este señor encargó hacer un Cristo al escultor Francisco Buiza Fernández. Actualmente en la Hacienda Valparaíso.
En esta foto se puede ver al Cristo de Valparaíso, a la izquierda la imagen de la Virgen María y a la derecha la imagen de San Juan Apóstol.
Cementerio de perros en la Hacienda Valparaíso
En esta placa se puede leer:
En esta placa se puede leer:
LA LEYENDA DE LOS TRES CRISTOS
Desde tiempo inmemorial se conserva en esta Villa una venerable leyenda, trasmitida por tradición oral de unos a otros, (en este caso es D. Enrique Gutiérrez quien me la relata) en la que se narra un memorable prodigio, relacionado históricamente, con el destino del Cristo de la Vera-Cruz:
Cierta carabela había partido del puerto de Sevilla con destino al Nuevo Mundo recién descubierto. Entre la tripulación, iba un grupo de misioneros franciscanos, que iban a las nuevas tierras para evangelizarlas y fundar tres misiones, pues llevaban en la bodega, entre las mercancías, tres imágenes de Crucificados como titulares de las fundaciones.
A la hora de partir la carabela, aún con viento y corriente favorable, no navegaba, por lo que el capitán ordenó aliviar la carga, pensando que se encontraba varada, y entre los bagajes, desembarcó uno de los Crucificados, momento en que el barco comenzó a moverse, por lo que pensaron que se trataba de un milagro, que significaba el deseo de que permaneciese allí, quedándose dicha imagen en Sevilla.
Poco después, al pasar el barco frente a la Hacienda de Valparaíso, término de San Juan de Aznalfarache, esté se paró de nuevo, por lo que se volvió a dar órdenes de aliviar la carga, dándose la circunstancia de que en el instante en que se bajó el segundo de los Crucificados, la nao se puso otra vez a navegar, lo que les llevó a dejar dicha imagen en la capilla de la indicada Hacienda.
Continuando su curso hacía la mar, la nao volvió, por tercera vez a pararse; esta vez, frente a Coria del Río, al pie del Cerro de San Juan, por lo que dado lo sucedido en las dos ocasiones anteriores, comenzaron a aliviar nuevamente la carga, hasta que, bajado el tercero de los Crucificados, el barco reinició sus movimientos, razón por la que decidieron depositar esta tercera imagen en la ermita de San Juan Bautista. Desde el puerto coriano, siguió la flota rumbo hacía a la mar, llevando al Nuevo Continente el Evangelio, y en donde fundaron la ciudad de Vera-Cruz, en Nueva España.
Estos tres Cristos son: el primero el de la Vera-Cruz de Sevilla, que se encontraba en el antiguo convento de la Plaza de San Francisco, el segundo, el de Valparaíso, y el tercero, el Cristo de la Vera-cruz de Coria del Río, ubicado en la Ermita de San Juan o del Cerro.
Impresionante escultura fechada en marzo de 1500 del Cristo de la Vera-Cruz de Coria del Río, creada por anónimo escultor, siendo Arzobispo de Sevilla Don Diego Hurtado de Mendoza (1485-1502).
En opinión de algunos especialistas pertenece a la escuela de Gil de Siloe y esta considerada como el Crucificado más antiguo de la provincia de Sevilla, que sale en procesión. Realizada en una sola pieza, y ahuecada en madera noble, por un desconocido artista que dejó en ella la impronta del arte de dos siglos. Magnífica imagen de bulto redondo, que está entre la transición del último gótico y principio del renacimiento, conservando del primero el acentuado realismo, el marcado patetismo y la típica curva, y ya del segundo, aunque de modo incipiente, ese culto a la proporción clásica y ese afán a la belleza idealista.
Hoy, admiramos al Cristo en su pureza artística primitiva, tras la laboriosa restauración realizada en junio de 1985, por el profesor D. Francisco Peláez del Espino, que le devolvió el rostro con que fue esculpido en el año 1500 y que fue ocultado por una mascarilla al estilo barroco en la restauración llevada a cabo en 1892.
Fuentes:
D. Enrique Gutiérrez
Enrique Parrilla Parrilla
Las fotos han sido cedidas
por Inmuebles Sociales y Culturales Albero S. A.
Prohibida su reproducción sin autorización de la misma.
Hdad. de la Vera-Cruz. Ermita del Cerro
Esta página ha sido subida a internet el día: 13-06-08
