Cerro Santo. 31 de mayo de 1.969
El día 31 de mayo del año actual se han congregado de nuevo, en el Cerro de los Ángeles, de Madrid, representación de toda España, presidida por S. Emcia. Rvdma. el Sr. Cardenal Primado, una comisión del Episcopado español y Gobierno en pleno, con el Jefe del Estado, para renovar la consagración al Corazón de Jesús, que iniciara en este mismo día, hace cincuenta años, el pueblo español por medio de S. M. el Rey Alfonso XIII, de feliz memoria.
Este acontecimiento nacional celebrado hace unos días, me ha dado una idea de escribir estas líneas para nuestra Revista local, recordando algunas cosas conocidas por nosotros sobre nuestro Monumento de los Sagrados Corazones, a cuya sombra se ha edificado esta hermosa barriada de Nuestra Señora de Loreto.
A pocos kilómetros al oeste de Sevilla, dominando una gran llanura, como una defensa de la ciudad, fue el Cerro de Aznalfarache. Reducto fenicio, castro romano y castillo moro de vieja y legendaria historia, que tuvo un papel importante en la conquista de Sevilla por el rey San Fernando, conservando un nombre de origen árabe, fue llamado por los musulmanes <Castillo del Huerto>.
El carácter de fortaleza que tuvo siempre, se acentúa mucho más desde la llegada a Sevilla del Emmo. Sr. Cardenal Segura, de santa memoria, que levantó en este cerro el Monumento a los Sagrados Corazones, convertido desde entonces en monte santo, baluarte de fe, castillo de conquista espiritual, templo vivo y abierto al cielo, centro de atracción del Divino Corazón, que irradia sobre la capital y sobre toda la Archidiócesis el dulce y benéfico influjo de sus celestiales gracias.
En el centro mismo de la gran explanada, presidiendo el conjunto de las edificaciones, Parroquia de los Sagrados Corazones, Casa Diocesana de Ejercicios, Casa de Cursillos de Cristiandad y Colegio de la Compañía de Santa Teresa, se levanta el grandioso Monumento, desde el cual una bella imagen del Sagrado Corazón, de nueve metros de altura, esculpida en mármol blanco, mira a la ciudad de Sevilla, con las manos abiertas y extendidas, invitando a los hombres a subir a este monte santo y a buscar refugio en El. Le sirve de base una amplia escalinata octogonal, con once peldaños de mármol a cada lado, en la que se asienta el cuerpo principal del Monumento, que guarda en su cripta los restos de su fundador y familiares, y de algunas personas ilustres de Sevilla.
En el exterior hay tres altares laterales dedicados a Cristo Crucificado, a la transfiguración del Señor y a la Coronación de la Santísima Virgen. De él arranca el cuerpo superior, liso, de planta cuadrada, que recuerda a las torres mudéjares de los grandes templos andaluces, con las ventanas enrejadas que dan la luz a la escalera interior, con su cuerpo calado a modo de gracioso campanil, sobre el que descansa la monumental imagen del Sagrado Corazón.
Hay una bella hornacina, en la fachada que mira a Sevilla, sobre el altar de Cristo Crucificado, que cobija a media altura del Monumento, a una imagen de la Inmaculada, labrada también en mármol blanco, con el siguiente lema: <A Jesús por María>.
En este año, llamado nacional del Corazón de Jesús, procuremos recordar las palabras de Pío XII dirigidas a nuestra Patria en el año 1945: "Vuestra patria se ha salvado de la última hecatombe mundial, pero no por eso tendrá menos necesidad de vivir la vida de amor, de mutua caridad, de devoción a aquel Corazón".
Fuente: D. Miguel Clavijo
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