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El pueblo tartesico fue de los primeros ocupantes de esta zona, bautizándola con el nombre de Osset.
Posteriormente los romanos también se instalan en estos parajes y la llamaron Iulia Constantia, fue un poblado con numerosos habitantes, con un gran comercio que significó un auge económico para la zona local y alrededores, de ahí que llegara a construir su propia fortaleza y albergar su fabrica de fundición y acuñe de su propia moneda, en cuyo anverso figuraba una cabeza humana y en el reverso una figura en pie con racimo de uvas en la mano derecha. En esta fortaleza, también se ocultó el que más tarde se conocería como San Hermenegildo, que rechazó la fe arriana y se convirtiese al catolicismo, en el 583. Este emplazamiento le sirvió de refugio y rendición contra su padre el rey bárbaro Leovigildo
Importante plaza que se hallaba fortificada años más tarde sería ocupada también por el pueblo visigodo, siendo posteriormente conquistada por los musulmanes, que expulsarían a los visigodos. Los árabes no entraron en la ciudad; tal como era su costumbre, encargaron su vigilancia a los judíos, como nos lo cuenta el Ajbar Machmúa y lo confirman Al Maccari y Aben Adhari y, desde allí, prosiguieron su marcha hacia Mérida.
Los cristianos de Sevilla se volvieron contra la guarnición hebreo-árabe, la pasaron a cuchillo y expulsaron de la ciudad a los supervivientes. Tras la rendición de Mérida, el jefe mahometano tuvo que sitiar nuevamente Sevilla, la volvió a tomar, y se dirigió hacia Castilla, no sin librar encarnizados combates en el camino. El de Écija fue tal que, según testimonio del Ajbar Machmúa, nunca habían encontrado resistencia más tenaz.
Tan pronto comenzó la invasión árabe tomaron posesión de estos fértiles terrenos en el año 711; siendo plenamente consolidada la conquista en el temprano 713 por acción de Abd-el-Aziz, hijo del caudillo Musà ben Nusayr, al que éste envió con tropas desde Mérida para sofocar una rebelión. Abd el-Aziz, gran amador del lujo en su calidad de oriental y sobre todo obligado por la vanidad de su esposa Egilona, se instaló, según Al-Dhabi, en una sinagoga en la Juderia Sevillana.
Dispersos como estaban por todo el mundo, muchos llegaron con los árabes, no sólo de Asia, sino también de África, ya que los walies musulmanes les habían obligado a enrolarse bajo su bandera. Los árabes hicieron de Sevilla su capital; fue entonces, como ya hemos relatado, cuando el emir Abd el-Aziz se establece en una sinagoga de esta ciudad; este hecho, narrado por Al-Dhabi, lo confirma Gayangos.
Toda la aristocracia de Medina, los habitantes del Yemen, los descendientes y compatriotas del Profeta, se instalaron en Sevilla, “la madre de los sabios, la ciudad mayor y más importante de España, notable por sus edificios y monumentos”, (Ajbar Machmúa).
El fanatismo religioso, unido a rivalidades raciales y avivado por vanidades femeninas, provocó el cobarde asesinato de Abd el Aziz en el mes de Rachab, en el 97 de la hégira, es decir, en marzo de 716, después de tres años de emirato según El Pacense. Ibn Hayán cuenta que Abd el-Aziz fue vilmente asesinado por la espalda mientras rezaba en la mezquita, y los sevillanos se aprovecharon del vacío en el emirato para nombrar gobernador de España a Ayub ben-Habib. Éste mostró poco agradecimiento a los sevillanos, pues trasladó su residencia a Córdoba aunque bien es cierto que se había visto forzado a ceder a la presión del elemento bárbaro de los conquistadores. El hecho de ver a la propia Sevilla nombrar a un gobernador para toda España prueba que en esta ciudad, primera capital de la España árabe, residía toda la aristocracia de los Joraichíes y de Medina.
Terrenos deseables fueron disputados durante los siglos IX y X se sucedieron los enfrentamientos sangrientos ente los linajes de libn Hayyay y los Ibn Jaldún, hasta que Ibrahim libn Hayyay se impuso definitivamente. En el apogeo cordobés, Abd-al-Rahman III sometió la comarca al Califato.
Económicamente, las explotaciones existentes de origen hispano romano así como las villas tan deseables en aquella lejana época, conocieron unos siglos de notable apogeo. Los nuevos dueños imponen la preeminencia de los olivos e higueras sobre la vid, y las fincas, alquerías o casas de la lanza agrupados en pequeños núcleos, blanquearon todo el “As Saraf” hasta semejar estrellas blancas en un cielo de olivos, en expresión de Ibn Saifar.
El Aljarafe no sólo es la “corona de Sevilla” (Ibo Hisn), sino su huerta, verde en todo tiempo (Razi), tan apreciada que su tierra transmite nobleza a sus poseedores (Al Mutamid), además de riqueza. El comercio con Sevilla llega a ser tan intenso que hacia 1188 Abu Yacub Yusuf construye un puente sobre el Guadalquivir para que por él pasaran la gente de Sevilla, los habitantes del Aljarafe, que acudían a la ciudad a vender sus mercancías, satisfacer sus necesidades y proveerse de subsistencias, además de para paso de los ejércitos.
Puente de Barcas sobre el Guadalquivir
El puente se fabricó con barcazas ancladas al fondo y sujetas entre sí con garfios de hierro. Para así poder evitar el inconveniente que surgía de las subidas del río, en los extremos del puente se colocaron unos muelles flotantes sobre pieles de cabra hinchadas de aire.
Entre 1196 - 1197 construyen un alcázar por mandato del almohade Yacub Almanzor, bajo el nombre de Azn Al-Xaraf, que significa castillo o fortaleza en lo alto, o Castillo del mirador, este alcázar, fue la posterior residencia del rey-poeta Al-Motamid.
En 1247, se decide el asedio y la toma de la ciudad de Sevilla por las tropas cristianas cuya bandera y estandarte eran las del rey Fernando III. Pero para ello, antes había que someter a las poblaciones ribereñas del Aljarafe, porque desde ellas se suministraban víveres para la capital. El Aljarafe constituyó una retaguardia eficaz por lo que pronto comenzaron las incursiones y devastaciones al mando del lnfante Don Alfonso y Pelay Correa, Así, entre agosto de 1247 y febrero de 1248, los campamentos cristianos se situaron entre Aznalfarache y Tablada, con la flota en aquella zona del río 13 barcos, entre naves y galeras, que por encargo real reunió Ramón Bonifaz . Estas Tropas capitaneadas por el maestre Pelay Correa fueron contra Gelves arrasándola y pasando a cuchillo o apresando a los habitantes que no tuvieron ocasión de huir. El tres de mayo de 1248 culminaría con la ruptura del puente de barcas sobre el Guadalquivir que unía Sevilla con el arrabal de Triana para imposibilitar el socorro que a la ciudad aportaban tanto a Triana como al Aljarafe.
Tras ser conquistada por el maestre Pelay Correa, Sevilla es rendida sin condiciones, el 23 de Noviembre de 1248 tras 16 meses de asedio prolongado al sitio, Fernando exigió que le entregasen la ciudad vacía de habitantes, se produjo la emigración forzada de mas de 100.000 habitantes de la zona hacia Marruecos, Málaga o Granada, produciéndose la entrada solemne en la ciudad del rey cristiano el 22 de Diciembre. El rey, enamorado de la ciudad, permaneció en ella hasta su muerte en la madrugada del 31 de mayo de 1252 y aquí fue enterrado, su cuerpo yace ahora en la Capilla Real de la catedral, en urna de plata. Todavía se producirían algunas incursiones o razzias musulmanas por toda la zona, como las de los benimerines en 1277 o la del emir Abu Yacub en 1285, pero, inevitablemente, una página de la historia había pasado, y el siglo XIV comenzaría con plena tranquilidad.
Después se le concedió la propiedad a los caballeros de la Orden militar de San Juan de Jerusalén, el 25 de Febrero de 1248, orden liderada por Garci Pérez de Vargas y confirmándose la donación en Sevilla, a finales de 1253. Durante el reinado de Alfonso X El Sabio, tras la expulsión de los árabes, la población musulmana desaparece prácticamente del Aljarafe. Cuyo origen de este término es el árabe "as saraf", cuya traducción significa elevación, altura. Sin embargo, la conformación histórica del vocablo añade a esa innegable realidad geográfica otras connotaciones agrícolas-económicas no menos evidentes: la riqueza de su suelo. De tal suerte Aljarafe o Axarafe, dada la profusión de olivos en la comarca, se identifica igualmente con el correr de los tiempos con “campo de olivos” e incluso con “heredamiento de olivares”.
Durante el siglo XV el castillo fue ocupado por la Orden Tercera, para su actividad religiosa sobre la población y Tomares. Más tarde durante el siglo XIX, la zona fue muy visitada por los habitantes de la capital por sus calidades climáticas y proximidad con la ciudad. Destaca por sus magníficos olivares y emplazamientos. En este siglo se culmina un proceso de inspiración literaria, que comenzara en el siglo XVII, de la pluma de tan importantes literatos como Mateo Alemán, cuya madre fue Sanjuanera, Lope de Vega, Juan de Mal Lara, Luis de Belmonte y Bermúdez, etc. En la época del romanticismo atrae también la atención de pintores, como el acuarelista francés Jena Vanzalle y los Sevillanos Joaquín Bécquer y Tomás Barrón. Richard Ford tomó apuntes, en trazo y palabra, de la hermosa localidad. El duque de Rivas y Zorrilla culminan esta corriente con 'Don Álvaro o la fuerza del sino' y 'Don Juan Tenorio', respectivamente.
La reconquista cristiana deja esta zona como un camino disponible para la repoblación. El reparto de tierras, del que se beneficiaron numerosos repobladores procedentes de Castilla, León, Asturias, Galicia y Cataluña, poco a poco fue devolviendo al Aljarafe su fisonomía demográfica, su ajetreo agrícola y su tráfico económico.
A principios del siglo XV, el realengo poseía la mayoría de las
tierras de la comarca, al ser una zona predilecta para la expansión del régimen
señorial. El resto se lo repartían los señoríos eclesiásticos. Consta que, en
esas fechas, o algo posteriores, la villa estuvo vinculada a Francisco Orozco,
primer marqués de Saudín y Vizconde de Tomares.
Es al final del siglo
XV cuando Tomares aparece por primera vez en la relación de los municipios
aljarafeños.
Gaspar de Guzmán
, III Conde-Duque de Olivares, consigue lo que sus
antepasados no lograron, en 1627 anexiona a sus posesiones junto a otras tierras
del aljarafe, el término de Tomares y compra la villa de San Juan de Aznalfarache. Tras la muerte de uno de los sucesores del Conde-Duque, Gaspar de
Haro, las tierras de Tomares pasan a la Casa Ducal de Alba y, en una menor
proporción, a la Iglesia. El 21 de mayo de 1881 el Gobierno Civil de Sevilla
aprueba la separación de Tomares y San Juan de Aznalfarache, que habían estado
unidos desde la época musulmana, constituyéndose como municipios independientes.
Después del proceso desamortizador de Madoz (1885), el señorío de la capital sevillana se hace con el control de gran parte de la propiedad del suelo aljarafeño. Las Haciendas empiezan a cobrar protagonismo no sólo como caserío de olivar, sino también como lugar de residencia temporal de la burguesía agraria sevillana, que poco a poco va consolidando su poder territorial y político. Mientras tanto la mayoría de la población trabaja en el campo y en las pequeñas manufacturas. El casco urbano de Tomares surge principalmente de la confluencia de tres de estas haciendas: la de Montefuerte, la de Santa Ana y la de Zaudín alto.
El núcleo urbano está situado al borde de la cornisa del Aljarafe, ocupando un altozano de 47 metros de altitud, desde el que se divisa la Vega del Guadalquivir y Sevilla. El origen del asentamiento debió ser defensivo como comentamos antes, aprovechando la altura del cerro Chaboya, colindante con el actual Cerro de los Sagrados Corazones. La expansión fuera del recinto alto no se produce hasta mediados del siglo XVIII, dirigida hacia el sur y al borde del camino de Gelves (la calle Real).
Durante este siglo XVIII la localidad conoció cierta recuperación. Pero su verdadera revitalización tuvo lugar en el siglo XIX de la mano de la actividad minera, que trajo consigo el tren, con la construcción de la línea del ferrocarril Cala-San Juan de Aznalfarache, activa desde 1905 hasta 1959. El ferrocarril y la carretera de Sevilla, construida entre 1930 y 1933.
La línea del tranvía también tuvo su importancia, San Juan de Aznalfarache fue el primer pueblo del Aljarafe al que llegó este medio de transporte, línea que se inauguró en 1924. Al principio hacia su recorrido de Sevilla a San Juan nada más. Y después aproximadamente entre los años 1930 - 1931 lo ampliaron hasta la Puebla del Río.
El recorrido hasta este pueblo se realizaba a través de la Avenida de Coria y de la carretera comarcal de Tomares hasta el pueblo de Camas y desde allí conectaba con el municipio de Triana. En 1927 se corta esta carretera para facilitar el paso de las aguas del Guadalquivir y se construye un puente de madera por donde pasaría a partir de entonces el tranvía. Este paso se mantuvo hasta la terminación e inauguración del puente de Tablada en 1933. Todos estos medios rompieron con el aislamiento tradicional de esta comunidad serrana.
Durante el siglo XIX, el casco urbano estaba compuesto por la citada la calle Real, era la principal vía por la que se unía San Juan y Gelves, al final de esta calle era donde se encontraba la famosa durante esta época Fábrica de Loza que data de 1.849, la calle de Arriba (actual Antonio Machado continua con Cardenal Segura), los dos callejones del río la calle Betis y Peñasquerio, el Callejón del Aire (zona de la antigua Fábrica de Perfumes) y el callejón de la muralla (actual Cuesta de la Cruz), que servia de acceso al antiguo cementerio que se encontraba al lado de la primitiva parroquia (zona Betania).
Después de la Guerra Civil, se inicia un enorme crecimiento urbano hacia el suroeste, teniendo como eje principal el camino hacia Mairena del Aljarafe.
En el año 1940 comienza a ponerse en marcha el proyecto del Cardenal Segura sobre la construcción del Monumento al Sagrado Corazón de Jesús, la memoria del monumento al Sagrado Corazón de Jesús está fechada el 12 de junio de 1942 ocupando la zona central de este cerro.
La inauguración oficial de todo el conjunto tuvo lugar en noviembre de 1948
En el año 1939, y por iniciativa del Jefe de la Maestranza Aérea de Sevilla, se propuso al Ministerio del Aire, la construcción de una Barriada que pudiera alojar a todo el personal obrero de la misma. Esta es la Barriada Nuestra Señora de Loreto.
San Juan de
Aznalfarache comienza su crecimiento desde la zona del casco antiguo
hacia el conocido como "Barrio Alto" y por la zona derecha con el
altozano del “Monumento” ya construido, y la carretera que lo une al
pueblo vecino de Tomares. Hacia 1980 con la autovía de Sevilla a Coria del Río, San Juan de Aznalfarache queda dividido en dos sectores, el Barrio Bajo donde continúan predominando las construcciones originales, viviendas de una planta en un principio y actualmente de dos plantas. También algunos bloques de viviendas. |
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Seguidamente, y cruzando la autovía Sevilla – Coria del Río por un paso sobre elevado llegamos a la zona alta, mas conocida como el “Barrio Alto”, con calles muy empinadas alojando a su derecha e izquierda viviendas de dos plantas, hasta llegar a la zona céntrica del Barrio Alto donde la mayoría de las edificaciones son bloques de pisos muy elevados. Esta es la zona mas comercial y visitada del pueblo. De ahí parten calles a varias poblaciones como son Palomares del Río a la izquierda y Mairena del Aljarafe en sentido continuado. |
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Alrededor de esta zona centro, se ha continuado con la edificación de viviendas tipo chalet, casas de dos plantas y bloques de viviendas de varias plantas. Ha llegado hasta tal punto el crecimiento que San Juan de Aznalfarache y Mairena del Aljarafe llegan a unirse y separarse por una misma calle.
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Entre sus edificaciones de interés histórico artístico que mencionamos en el apartado Patrimonio, cabe destacar los restos de las Murallas Almohades Hisn al-Faraÿ y la Hacienda de Valparaíso. La iglesia de San Juan Bautista (de estilo Neomudéjar, 1929). La capilla de Nuestra Señora del Rosario del siglo XVIII. La Iglesia de San José Obrero del siglo XX. La Iglesia de los Sagrados Corazones del siglo XVII. Y actualmente los Yacimientos Arqueológicos encontrados en la Barriada Ntra. Sra. del Loreto (Barrio Monumento).
Referencias bibliográficas:
Monedas Osset. British Museum
San Hermenegildo (Annibale Carracci, 1597, Galleria Palatina, Palazzo Pitti, Florencia - Italia)
Leovigildo. (Extracto del libro Historia de los heterodoxos españoles de Marcelino Menéndez y Pelayo)
Egilona. Europa y El Islam. Autor Gonzalo Anes Alvarez
Abd al-Aziz ben Musà.: Biografias y Vidas. Javier Iglesia Aparicio
Al- Mutamid, "el rey poeta" de Ishbiliya. (Traducción de González Palencia en Poesía amorosa. Antología universal, selección,
traducción y notas de María Dolores Sartorio y Joaquín Buxó, Barcelona, Ediciones Nauta, 1974, pp. 59-60).
Texto: María del Rosario Martínez Navarro (Al- Mutamid, "el rey poeta" de Ishbiliya)
Fotos Mausoleo y tumba: YAMA'A ISLÁMICA DE AL-ANDALUS - LIGA MORISCA- PUBLICACIÓN "ISLAM Y AL-ANDALUS"
Fernando III. José M.ª Sánchez de Muniáin San Fernando III de Castilla y León, en Año Cristiano, Tomo II, Madrid, Ed. Católica (BAC 184), 1959, pp. 523- 531.
Orden Militar del Hospital de San Juan de Jerusalén. Autor: González Carballo José. 2001
Orden III. Pachal Robinson Enciclopedia Católica. (Traducción no oficial)
ALFONSO X EL SABIO. http://www.goldbergweb.com portal de la revista de música antigua Goldberg
Misión de la Orden. http://www.orderofmalta.org
Sevilla en el Siglo XIX. http://www.esi.us.es/
Fechas de interés. Sevilla en el Siglo XIX: Jesús Luengo Mena
Breve resumen histórico. Diputación de Sevilla
Isbiliya la ciudad Musulmana. Romualdo Gelo.
Aljarafe. blog, www.jomagaro.es/olivares/
Historia de la Judería de Sevilla. Por el Profesor Dr. D. Mario Méndez Bejarano (1914)
"Romanticismo (literatura)," Enciclopedia Microsoft® Encarta® Online 2007. Wikipedia
La Reconquista Cristiana. Notas basadas el la 4a. ed. de Civilización y cultura de España de Vicente Cantarino
Gaspar de Guzmán. Conde-Duque de Olivares, de J.H. Elliot. ISBN 84-397-0248-5
Madoz: Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España, 1845-1850. El sitio de Llanes.
Enrique Parrilla Parrilla. Línea del tranvía hasta el final.
Dos vistas aéreas de San Juan de Aznalfarache tomadas el 21-05-2005 Por gentileza de Juan A. Ortega |